Comenzar la Travesía Hovr entre Bogotá y Medellín, ya es una locura. Terminarla, una verdadera hazaña.
Ese fue el reto que asumió Andrés Ramírez, sin duda un super runner, quien además es el head coach del club Aethos, que desde hace ocho años ayuda a otros a hacer realidad sus sueños en el atletismo aficionado. Pero este que asumió Andrés, el pasado 21 de septiembre, es un verdadero sueño, que llegó a feliz término, el domingo 6 de octubre, después de 16 etapas, 402,23 kilómetros y un tiempo de 41 horas 8 minutos y 11 segundos.
La travesía estaba planeada para hacerla en 14 etapas, pero se aumentó en dos más debido a las dificultades físicas que tuvo Andrés después de la etapa 8, que llegaba a Doradal, de 34,8 kilómetros, pero que tuvo que recortar a 11, por culpa de una contractura muscular.
Afortunadamente tuvo un buen acompañamiento para su recuperación y con su fisioterapeuta pudieron sacar adelante la molestia física.
“Era muy difícil pensar que en solo 24 horas me iba a recuperar, por eso sumamos un día más de descanso para terminar la travesía y afortunadamente mi cuerpo respondió muy bien, gracias también al trabajo mental”, contó Andrés.
En medio de una travesía tan complicada y arriesgada no se podría hablar etapas difíciles, porque todo el recorrido y todos los días conllevaban su propia dificultad, pero Andrés sí confiesa que además de la lesión tuvo otros días muy complicados.
“El día que más sufrí fue el de la etapa en el Alto del Trigo, entre Villeta y Guaduas. Sufrí toda la etapa. No hubo paso que no me doliera, sabía que iba a ser una etapa dura, pero nunca pensé que fuera tan duro desde el kilómetros cero”, contó este super runner, que sin embargo, después tuvo que sufrir más.
Según contó el propio Andrés, ese fue un día de sufrimiento, pero no el más difícil. En la etapa 12, debía llegar a Santuario, tras recorrer 30,8 kilómetros, pero el trayecto se alargó, por la lesión que sufrió en la mitad de la travesía, lo que le hizo ajustar los tramos finales antes de llegar a Medellín.
“Fueron 38 kilómetros subiendo a Alto Bonito, 38 kilómetros que parecían nunca terminar”, recuerda.
Ese día recorrió 37,85 kilómetros en 4 horas, 26 minutos y 01 segundo, a un ritmo promedio de 7:02 por kilómetro, lo que habla por sí solo de la dificultad.
Finalmente llegó a Medellín con la satisfacción del deber cumplido y con los tenis hovr de Under Armour, con los que buscaba llevar su cuerpo al límite, para ver su respuesta ante las dificultades del recorrido.
“Este día quedará en mi memoria, no solo por el reto deportivo conseguido, sino por la experiencia en sí de ese último día”, concluyó Andrés, quien fue recibido en la meta por sus padres y acompañado en los tramos finales por miembros de las Fuerzas Militares y Runners que se unieron a la parte final de esta aventura.