Fotos: Mindeporte
Los Juegos Panamericanos de la Juventud encendieron la llama de las justas, en la ceremonia de inauguración, que se llevó a cabo en el estadio Pascual Guerrero, pero también encendieron la llama de la esperanza para las nuevas generaciones del deporte en el continente americano.
«No tengo más que palabras de agradecimiento para esta tierra maravillosa que nos abre las puertas en estos momentos difíciles. Estos Juegos Panamericanos se mantendrán cada cuatro años y son esperanza para la sociedad y para estos jóvenes que necesitaban un evento, porque después de que salen de la categoría sub-18 quedaban con un vacío», dijo Neven Illic, presidente de Panam Sports, en la ceremonia de inauguración.
«Bienvenidos al Valle, a Cali y a Colombia. En nombre de todos los colombianos recibimos con los brazos abiertos a todos los deportistas de América. Ustedes son la esperanza y con ustedes vamos a abrir una puerta en el recambio generacional para llegar a los Juegos Olímpicos de París 2024», agregó por su parte el ministro del deporte, Guillermo Herrera, al declarar inaugurados los I Juegos Panamericanos Junior, que como él mismo lo destacó, tendrá a 1.900 mujeres en competencia, la mitad del total de atletas inscritos (3.800), en una muestra más de la equidad de género por la que se la está jugando el deporte colombiano en todas sus facetas.
La intervención de los dirigentes se dio después del desfile de los atletas, que cerró Colombia con sus abanderados Valeria Cabezas y Arley Fernando Bonilla, quienes a su vez encabezaron el paso de la delegación local y además cerraron con el encendido del pebetero.
El recorrido de la llama lo inició Jaime Aparicio, primer campeón panamericano de la historia en Colombia, acompañado de otras glorias del atletismo colombianos, como Elsy Rivas, Ana Cecilia Maquilón, Aida Ortiz y Pedro Grajales, quienes recibieron el fuego, que también recorrió las subsedes de Barranquilla, Buga, Palmira, Yumbo, Jamundí y Calima El Darién. El segundo relevo lo hizo la patinadora artística Sarith Alejandra Pinchado, quien le dio paso al tirador Bernardo Tovar, y el último relevo lo recibieron los mismos abanderados, quienes se encargaron de llevar el fuego panamericano hasta el pebetero, que estará encendido hasta el próximo 5 de diciembre.
Una muestra folclórica de salsa a ritmo de Cali Pachanguero, a cargo de 600 bailarines de las escuelas de salsa de la capital vallecaucana se encargó de encender también el ambiente de los Juegos.
El atletismo tuvo a otro protagonista en los juramentos de los atletas, pues el marchista Juan Esteban Soto, en compañía de la squashista Lucía Paola Bautista fuero los encargados de leer el compromiso de juego limpio para los protagonistas de esta fiesta deportiva, que reunirá a 3.800 atletas de 41 países.
Con esta ceremonia, los Panamericanos Junior son una realidad y su legado será incalculable. Y es que aparte de promover a los talentos del continente, trazarán las bases para darle forma a ese otro gran reto que tendrá la Colombia Tierra de Atletas en 2027: los Juegos Panamericanos de Barranquilla.