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El pasado 7 de noviembre murió en Bogotá, a los 90 años, el ex atleta, dirigente y educador Albano Ariza Flórez, creador de la Asociación de Deportistas Master de Colombia, Atlemaster; cofundador de la carrera de ingeniería eléctrica de la Universidad Nacional; de la asignatura de deportes en la misma institución, y de la Asociación de Deportistas Master de Colombia, Atlemaster.
Por Alberto Galvis Ramírez, director de la Revista Olímpica
Referirse a Albano Ariza Flórez es hablar de atletismo y de ingeniería, porque en los dos oficios fue un pionero; es referirse a un disciplinado atleta que dedicó su juventud a practicar el deporte base con valores; es discernir sobre un auténtico caballero, un señor de hablar pausado, de finos modales y de nobles propósitos.
Nacido en Vélez, Santander, el 7 de abril de 1934, y residenciado en Bogotá con su familia, desde los cuatro años, Albano Ariza Flórez desarrolló una vida que dejó una profunda huella en cada una de sus actividades, en las cuales sembró ideas, trabajo y pasión, y cosechó éxitos que siguen vivos junto a su imagen, que será inmortal en los escenarios en los cuales vivió.
Su infancia y su juventud transcurrieron entre sus estudios en el Instituto Nicolás Esguerra y en el Instituto Técnico Industrial, en el cual se recibió como mecánico industrial, oficio que le atrajo desde entonces, especialmente en la rama de la electricidad.
Además, su espíritu abierto, aventurero y temerario lo llevó en una temporada a los ruedos del toreo, a pesar de la oposición de sus padres, quienes no lograron hacerlo desistir de tan arriesgada afición. Finalmente, un toro sí lo convenció de los peligros de la tauromaquia, porque le dio una cornada que lo alejó de esta afición y le dejó una lesión en su cadera, que afectaría su movilidad, aunque no lo suficiente para renunciar a la práctica del atletismo.
En 1955 se presentó́ a la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad Nacional de Bogotá, fue admitido y seis años después, en 1961, se graduó, y al poco tiempo se convirtió, como profesor, en uno de los pioneros en la consolidación de una nueva facultad, la de Ingeniería Eléctrica, que era su gran pasión, creada el 22 de mayo de 1961, inspirada en la misma facultad de la Universidad Industrial de Santander, UIS, fundada en 1948.
En efecto, Albano Ariza fue invitado por el decano de la naciente facultad, Hernando Correal, a formar parte del grupo de profesores, junto a Ernesto Obregón, compañero suyo en el grupo de egresados de 1961; Martín Lutz Manigold, un ingeniero alemán llegado a Colombia en los años 20, ex profesor de la UIS; Andrés María Dockx, un ingeniero electrónico belga radicado en Bogotá; Luis Alfonso Díaz Nieto, ingeniero graduado en la UIS; Héctor Hernández, ingeniero que se especializaría en el exterior, e Ignacio Arrázola, quien sería profesor de Física. Con estas palabras fue recordado Albano Ariza, en el libro Cincuenta años realizando sueños, publicado en 2011, que recuerda las bodas de oro de la Facultad de Ingeniería Eléctrica de la U.N., : “Albano Ariza, formador de muchísimas mentes desde sus cursos de Circuitos y ejemplo de persona integral en muchos aspectos, entre otros, el deportivo”.
Albano Ariza era reconocido en la Universidad Nacional, por ser profesor principal de la materia de Circuitos, delicada tarea que combinaba con la práctica del atletismo, como cualquier joven estudiante, en la pista del estadio Alfonso López, de la Universidad Nacional, en los 800 y los 1.500 metros planos, pruebas en las cuales se proclamó campeón nacional, en 1955, y tres años después obtuvo medalla de plata en la final de los 1.500, de los Juegos Suramericanos Universitarios de Lima (Perú).
En 1959, Albano integró el seleccionado colombiano que participó en el atletismo de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en Caracas, acompañado por Germán Lozano, Manuel Cabrera, Javier Alarcón, Hernando Ruiz y Harvey Borrero, bajo la dirección de Sebastián Popovic. La gran figura colombiana del deporte base fue el vallecaucano Harvey Borrero, quien ganó los 1.500 metros planos, con nueva marca centroamericana y del Caribe, 4:04.37, que superó la del trinitario Wilfredo Tull, establecida en 4:07.8; Borrero, además ganó plata en los 800 metros planos.
En 1963, Albano Ariza viaja a Indiana, Estados Unidos, para perfeccionar sus estudios de Ingeniería Eléctrica, y en 1965 regresa a Bogotá y rechaza la oferta para ocupar cargos de dirección y administración, porque su pasión era la docencia, en Análisis de Circuitos, materia que es la base fundamental de la carrera.
A pesar de las grandes responsabilidades que le exigía su tarea como docente, Albano Ariza nunca abandonó el atletismo, porque tras su obligado retiro, por el viaje a Estados Unidos, se vinculó a la dirigencia y a ser entrenador, particularmente en la modalidad de marcha. Por gestiones suyas, los 20 kilómetros marcha fueron incluidos en el programa del Campeonato Nacional, realizado en Buga, Valle, prueba en la cual su mejor alumno, Francisco Vargas, fue subcampeón y logró la clasificación a los Juegos Olímpicos de México 1968.
En 1973, como profesor titular de Ingeniería Eléctrica propuso la incorporación de la asignatura de Deportes como electiva, iniciativa que se extendió a todas las carreras de la U. Nacional.
En 1975, Albano Ariza participó en el proceso de construcción de la pista atlética de la Unidad Deportiva el Salitre, de Bogotá, resultado del bochornoso suceso ocurrido un año antes, durante la inauguración de los Juegos Nacionales, en Pereira. En esa oportunidad, un grupo de atletas del equipo de Bogotá, liderados por el fondista más destacado del momento, Víctor Mora, realizaron una protesta al desfila con una pancarta en la que se exigía la construcción de un adecuado estadio de atletismo, para la capital del país. El hecho provocó la expulsión de varios integrantes del equipo, entre ellos Víctor y el entrenador José Antonio García Forero. Al año siguiente, García Forero, logró que la directora de la entonces Junta de Deportes de Bogotá, Dolly Pedraza de Arenas, apoyara ese anhelo, impulsado desde adentro del ente oficial, por Víctor J. Sarmiento, jefe de Organización y Control Deportivo de la entidad y un viejo amigo del atletismo colombiano. Aquí aparece la figura de Albano Ariza, quien se unió al grupo de voluntariosos amantes del deporte base, para hacer el levantamiento topográfico de la pista, sin cobrar honorarios.
Poco después se inauguró el escenario, en la Unidad Deportiva El Salitre, que aún funciona para los atletas de la capital.
En 1976, ya retirado de la práctica del atletismo de altos logros, y consciente de la necesidad del ejercicio para la preservación de la salud mental y física, Albano Ariza funda la Asociación de Atletismo Master (Atlemáster), reconocida por Coldeportes, que ha cumplido una importante tarea en el apoyo a los atletas senior máster que se han destacado en los torneos internacionales de esta categoría. En los años siguientes combina su tarea como dirigente del atletismo senior máster con la práctica del atletismo, y llega a participar en importantes y exigentes pruebas, como la Copa Colombia de Triatlón, en San Andrés, conformada con 1.500 metros de natación, 40 kilómetros en bicicleta y 10 kilómetros pedestres, como cierre.
Su compromiso con el deporte en la Universidad Nacional lo lleva a ser escogido como director del Centro de Deportes de la U. Nacional, de 1980 a 1984. En 1989 forma parte del Comité Asesor de Carrera para la reestructuración del programa de Ingeniería Eléctrica. En 1994, al cumplir sus sesenta años se pensiona oficialmente, para dedicarse a su otra pasión, el atletismo senior máster.
En 2009 interrumpe su retiro, para volver a la cátedra de Circuitos, a la Nacional; se vincula como profesor de Mecánica Fisiológica, en la Unincca, y vuelve a la Presidencia de la Asociación de Deportistas Master de Colombia, Atlemaster.
Ha partido hacia la eternidad un pionero apasionado por la ingeniería y el atletismo. Pero ante todo, Albano Ariza Flórez fue un caballero a carta cabal, dueño de las virtudes del ser humano integral, que supo aprender de la academia los conocimientos que lo hicieron un reconocido docente, y de la vida, los saberes suficientes para ser un educador de juventudes, desde el atletismo que tanto amó.