Iván González, ejemplo de resiliencia en su camino a Tokio

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Julio César Sandoval
Director de www.runningcolombia.com
Especial para el Comité Olímpico Colombiano

La resiliencia consiste en sacar provecho de las adversidades para convertirlas en oportunidades. Y eso fue precisamente lo que hizo más fuertes a muchos deportistas colombianos en medio de la pandemia.

Algunos, incluso, cambiaron por completo los planes teniendo en cuenta las pocas oportunidades que tenían para hacer realidad su sueño de estar en los Juegos Olímpicos. Uno de ellos fue Iván González, múltiple campeón nacional de 1.500, 5.000 y 10.000 metros y medallista en varios eventos del ciclo olímpico en esas mismas pruebas.

Iván, sin duda uno de los mejores corredores de pista en los últimos años, junto a su hermano Mauricio González, había planificado competir en la temporada de los Estados Unidos, en busca de la marca de clasificación, en 5.000 o 10.000 metros, pero llegó la pandemia, el encierro y las pocas posibilidades de entrenar, especialmente en los estadios de atletismo.

Varios de sus principales logros los ha obtenido en la pista, de la mano de su hermano Mauricio.

Y en medio de la crisis que vivieron los deportistas en la temporada 2020, más exactamente en abril, se enteró del programa My Best PB, del Maratón de Valencia, en España, que busca apoyar atletas de diferentes partes del mundo, con incentivos por mejorar sus marcas o para los debutantes, como era el caso del atleta bogotano.

Aunque ya habían discutido con su entrenador, Mauricio Ladino, la posibilidad de intentar correr en la distancia de maratón, con la aceptación recibida desde España, de ser uno de los beneficiados del programa, los planes cambiaron. Y en medio de la cuarentena, cuando se les autorizó a los atletas de alto rendimiento salir a correr en los espacios abiertos cerca de sus casas, Iván vio ahí la oportunidad de sumar los kilómetros en busca de ese sueño olímpico.

Y como siempre se ha destacado como un gran deportista, que se adapta a las diferentes situaciones, como lo hacía en el colegio Torquigua Colsubsidio, en la localidad de Engativá, donde lucía en todos los deportes (era bueno para el fútbol, para el baloncesto, para el voleibol, para el atletismo y hasta para el ajedrez), en esta ocasión no podía ser la excepción.

Durante la cuarentena se concentró 100 por ciento en los entrenamientos en busca del cupo olímpico.

Sus inicios en el atletismo
Desde sus años en el colegio ya era claro que en el deporte estaba su futuro, aunque para Iván era solo un juego. Pero fue en ese preciso momento en el que su profesor de educación física le dio el primer impulso, al invitar al inquieto niño de noveno grado a una carrera de atletismo, en la Ciudadela Colsubsidio, en el occidente de Bogotá. ¿Y qué más se podía esperar de ese aventajado muchacho amante de la actividad física, que no fuera el primer lugar?

Como premio, le regalaron la inscripción para la carrera de 10 kilómetros de la media maratón de Bogotá, reto que asumió sin más preparación que su talento. Era un sueño correr en la carrera más importante del país y de Suramérica, siendo apenas un joven de 15 años.

En ese 2003, Alirio Carrasco ganó en la prueba élite de los 21 kilómetros, tras derrotar a varios africanos y de esa manera convertirse en el único colombiano que ha vencido en la tradicional carrera capitalina. Y sin saberlo, en el tumulto de más de 33.000 corredores, nacía para el atletismo un nuevo talento.

Con la camiseta de Bogotá ha obtenido varios títulos nacionales en 1.500, 5.000 y 10.000 metros

Ese día, el domingo 3 de agosto de 2003, Iván cruzó la meta con un tiempo de 42 minutos, una marca que no lo ubicaba entre los mejores, pero que sí era buena para un joven que apenas se iniciaba, a pesar de que él pensaba que no le había ido bien.

Tras ese resultado, decidió entonces salir a correr con más regularidad, pero no precisamente a entrenar. Lo hacía en el Parque La Florida, como siempre, con su hermano Mauricio, y allí conocieron a los hermanos Martínez (Javier, Gonzalo y Manuel), hoy en día corredores de la categoría máster, quienes los siguieron apoyando e incluso les ayudaban para ir a las carreras de los municipios cercanos.

Y el destino quiso que fuera en una carrera en Siachoque (Boyacá), de donde es su mamá, donde empezaron a mirarlo como candidato para que entrenara con la Liga de Atletismo de Bogotá, tras terminar tercero en la competencia.

Iván ingresó al Equipo Porvenir en 2019 siempre con la meta puesta en los Juegos Olímpicos.

Inició en los procesos de formación de talentos, en lo que en su momento se llamaban los Centros de Perfeccionamiento Deportivo del IDRD, y en el 2005 llegó a las manos de Mauricio Ladino, quien desde entonces guía los pasos de Iván González, el atleta que clasificó a los Juegos Olímpicos en la distancia de maratón, con una marca de 2 horas, 11 minutos y 7 segundos, con la que acabó con 24 años de hegemonía de Carlos Mario Grisales.

Debut con gloria
Y como lo hizo desde niño, cuando triunfaba en todo lo que hacía en el deporte, así lo repitió en su debut en el maratón, el pasado 6 de diciembre, en Valencia, al estrenarse con récord nacional y cupo olímpico, al igual que Angie Orjuela, la otra atleta bogotana clasificada al maratón de Tokio 2020.

Pero además de talento, disciplina y sacrificio, ese objetivo también se logró gracias al trabajo en equipo, dentro y fuera de la competencia. Fueron muchos años de paciencia en busca de ese sueño que visualizó desde que obtuvo su primer título en unos Juegos Nacionales, en los 1.500 metros planos de las justas de 2012, en Santander de Quilichao (Cauca), con un tiempo de 3:43.60, actual récord de los Juegos y la mejor marca que se ha hecho en el país en esa distancia.

Con su entrenador, Mauricio Ladino, trabaja desde el 2005.

“Esa competencia me marcó mi vida, por el ambiente, el nivel de la competencia, la presencia de familiares en la tribuna y el hecho de que se transmitió por televisión”, recuerda Iván, quien desde entonces trabaja de la mano con su hermano Mauricio, en busca de los objetivos y de las medallas, para Bogotá o para Colombia.

Y así fue también en España. “A Mauricio debo agradecerle que estuvo conmigo una gran parte del recorrido, siempre muy pendiente de si necesitaba algo, si me quedaba me marcaba el ritmo y siempre estuvo motivándome. Con él siempre hemos trabajado en equipo, también con mi entrenador (Mauricio Ladino). A ellos debo agradecerles, así como a todos los que nos apoyan, al IDRD, al Comité Olímpico Colombiano, al Ministerio del Deporte y a mi Equipo Porvenir”, reconoce.

Cuando cruzó la meta en aquel Maratón de Valencia, para hacer realidad su sueño, no tuvo que celebrar de una manera distinta a como la había visualizado desde cuando tomó la decisión de correr en la distancia de los 42,195 km y dejar de lado las opciones en la pista.

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Mauricio González, oro en 5.000 m., e Iván González, bronce en 10.000, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe.

“Cuando crucé la meta fue como si ya lo hubiera vivido. Ya la había imaginado y lo había visualizado muchas veces. En muchos entrenamientos me había visualizado consiguiendo la marca, en ese tapete azul en la ciudad de las Ciencias y las Artes. Así que fue como revivir un momento que había imaginado y había soñado. Fui muy feliz, pensé que había trabajado duro para conseguirlo y que simplemente estaba recibiendo el fruto de todo el trabajo de ese año”, rememora Iván González.

Y como cuando ganaba en todo lo que competía en el colegio, contrario a los que los demás atletas dicen de la preparación para el maratón, Iván disfrutó cada uno de los entrenamientos, así como la misma carrera.

“Gracias a la pandemia, no tenía más opciones que concentrarme en la preparación, no se podía salir a nada más. No tenía la tentación de ir a cine o a un centro comercial o a comer algo fuera de la casa. Solo tenía que entrenar y descansar y eso también me ayudó. Y en la carrera, esa primera experiencia la pasé increíble, me gustó muchísimo y la disfruté”, concluye.