José Antonio es su héroe, Lisbeth Alexandra es su mejor consejera y Natalia (su hermana) sigue sus pasos. José Leonardo Montaña Arévalo es el orgullo de la familia, porque en los Juegos Olímpicos Río 2016 cumplió el sueño de ellos, el máximo logro de los Montaña Arévalo, que ahora extenderá hasta Tokio 2020.

Don José Antonio siempre quiso ser deportista, pero perder a su padre a los 10 años de edad fue un duro golpe y no pudo dedicarle tiempo al deporte, fue por eso que quiso por todos los medios que sus hijos fueran deportistas, que llegaran al alto rendimiento, soñó con tener a los mejores atletas en su casa.

Siempre los motivó para ser deportistas, por eso cuando José Leonardo tenía 11 años lo inscribió en una escuela de fútbol, pero “sólo duré un par de años, no seguí no por no tener capacidad, sino porque las oportunidades eran escasas, porque allá miran más a los talentosos y no a quienes tienen las ganas de crecer en el deporte, entonces al ver que no pasaba nada decidí que no era lo mío”, recuerda José.

En Cartagena ganó con 4:05 y le cogió 30 minutos de ventaja al segundo.

Sin el fútbol, don José Antonio empezó a mirar otras alternativas, buscó deportes, pero la distancia de vivir en Bosa El Recreo para ir a lugares como el Parque Simón Bolívar, el Parque El Tunal y otros sitios de concentración de deportistas, lo hacía difícil, así que se involucró en la localidad de Bosa y encontró a Carlos Garavito.

El profesor Garavito invitó a José Leonardo a entrenar atletismo y cuando lo vio, de inmediato le dijo que marchara, que veía un biotipo ideal para esa modalidad, sin embargo: “yo era un muchacho de 13 años y que lo pongan a uno a marchar, pues no es muy agradable, no era lo que yo quería, pero como él vio talento en mí, lo entrené por unos meses, hasta que me empecé a cansar porque no veía futuro”.

En ese momento, cuando Garavito vio el desánimo en Leonardo, le dio una sorpresa, lo llevó a la pista y le presentó a Sandra Zapata, la referente del momento para la marcha, con experiencia en dos Juegos Olímpicos, una imagen que le regresó los sueños que venía perdiendo, porque supo que la marcha le podría dar una mejor calidad de vida a él y a José Antonio, a Lisbeth y a Natalia.

Viene de ganar en el Campeonato Nacional, sobre 40 km y se preparaba para estar en el Mundial, que se aplazó.

Cuatro meses después de conocer a Sandra y volver a retomar fuerzas, viajó a su primera competencia, a los 14 años, y fue campeón nacional, una motivación invaluable, no sólo para él, pues “la mayor motivación fue ver el orgullo de mi papá, porque no paraba de hablar de mí, le contó a todo el mundo que yo era campeón nacional, ese orgullo que vi en él me motivó aún más”, asegura Leonardo.

Luego fue campeón suramericano infantil, siguió escalando y viajando a varios países, conociendo gente y cambiando su vida y la de su familia, por eso Natalia también se decidió, vio en su hermano al mejor referente y ahora también marcha como campeona suramericana de los Juegos Escolares, pero años después se pasó a los lanzamientos.

“Poco a poco fui conociendo a grandes compañeros y entrenadores, además de Sandra Zapata, a Fernando López, a quienes yo vi que mejoraron su calidad de vida con la marcha, y saber que yo tenía un talento, para competir por mi ciudad, por mi país y conocer el mundo, pagar mis estudios, pues fue lo que me atrajo a esta disciplina y que me hizo amarla cada vez más, pero sobre todo gracias a mi padre, quien me insistió y me apoyó de forma constante”, reconoce José.

Estuvo en los Juegos Olímpico de Rio 2016 y ya tiene marca mínima para Tokio 2020.

José Leonardo estudia ingeniería electrónica, empezó cuando salió del colegio, pero ha ido despacio, para poder combinar los estudios y el deporte de alto rendimiento. Ha sido difícil saber con quiénes empezó, algunos ya se graduaron y él no, pero sigue estudiando de a poco, con dos o tres materias por semestre, en la Universidad Antonio Nariño, en Bogotá.

Al recordar sus inicios, Leonardo tiene claro que “a pesar de los tropiezos, las lesiones, las malas decisiones, estar en el deporte siempre ha valido la pena, porque he formado mi carácter a través de las circunstancias, siempre con la idea de devolver a mis padres todo lo que me han dado, sobre todo con una sonrisa, verlos orgullosos, cumplir los sueños y mejorar su calidad de vida”.

Y sin perder el rumbo académico, con el apoyo y la ilusión de la familia, su enfoque principal ahora se llama Tokio 2020, porque ya está clasificado en los 20 kilómetros, pero quiere ir en los 50 kilómetros, para los que entrena a diario y espera clasificar en el Mundial por equipos.

Comunicaciones COC

Nota de Runningcolombia: Leonardo Montaña tiene marca mínima para Tokio 2020 en los 20 km marcha, pero su trabajo en el último año se ha hecho pensando en el cupo en los 50 km, distancia en la que es actualmente el campeón de los Juegos Nacionales.

En Cartagena obtuvo la medalla de oro en los 50 km con una marca de 4:05:18 (al segundo le sacó 30 minutos de ventaja), en unas condiciones climáticas impresionantes, con humedad y calor, similares a las del Mundial en Doha, donde el campeón, el japonés Yunsuki Suzuki, vención con 4:04:20.

Su mejor marca es 3:52:48, lograda en México, en 2016, en su debut en la distancia.