La final olímpica de los 800 metros femeninos de Río 2016 acabó con el podio totalmente ocupado por mujeres con exceso de testosterona: la sudafricana Caster Semenya, que venció con una superioridad aplastante; la burundesa Francine Niyonsaba y la keniana Margaret Wambui.
Ante la evidente diferencia, World Athletics impuso una polémica norma: las atletas con diferente desarrollo sexual (DSD) que producían de forma natural esa hormona por encima de 5 nanomoles por litro de sangre tendrían que tratarse para rebajar esos niveles o de lo contrario no podrían competir en pruebas entre los 400 metros y la milla.
El organismo que preside Sebastian Coe se basó en un estudio del British Medical Journal que certificaba que esas pruebas eran en las que las mujeres más se benefician del exceso de testosterona, aunque menos que en el lanzamiento de martillo y el salto con pértiga, que no entraron en la limitación.
Las atletas que no están dispuestas a medicarse para rebajar sus niveles de producción natural de esa hormona se ven así obligadas a cambiar de prueba. Caster Semenya luchó en los tribunales contra la norma, pero ni el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) ni el Tribunal Supremo de Suiza le dieron la razón y ahora apura sus opciones ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Su futuro en la pista no está claro: antes de la norma probó los 5.000 metros sin llegar a bajar de 16 minutos y el año pasado corrió los 200 m, donde su mejor marca, 23.81, aún está a un segundo de la mínima olímpica. Entre medias, ha tenido una incursión en el fútbol, en el club sudafricano JVW.
Ahora es la subcampeona olímpica y doble campeona mundial de 800 metros en pista cubierta Francine Niyonsaba, quien ha anunciado en su cuenta de Instagram su intención de saltar directamente a los 5.000 metros, para ser olímpica de nuevo en Tokio. No hay registros de que la atleta de 27 años de Burundi haya afrontado nunca esa distancia, aunque según ella ha completado un cross de 10 kilómetros en 33:45, en su preparación para reconvertirse en fondista.
Como Semenya, Niyonsaba está en contra de la regla. «Es una discriminación, no tiene sentido. Yo no elegí nacer así. Me quiero así y no cambiaré», explicó en una entrevista con el Canal Olímpico. Mientras, la tercera de aquel podio, Wambui, se queja de la falta de apoyo que tiene en Kenia y lleva desde 2019 sin competir.