En Atenas 2004, sus primeros Juegos, Allyson Felix era una adolescente de 18 años que en 2001 ya se había proclamado campeona del mundo juvenil en los 100 metros. En su primera cita olímpica se colgó la plata en los 200 metros, con récord del mundo júnior incluido, y desde entonces su carrera deportiva la convirtió en la atleta más laureada de la historia de los mundiales de atletismo, con 17 medallas en pruebas de velocidad -13 de ellas de oro-, además de las nueve olímpicas que atesora (seis de oro y tres de plata).
Ahora, 17 años después de su primera participación olímpica, la californiana se ha clasificado para sus quintos Juegos tras acabar segunda en los 400 metros de los ‘trials’, por detrás de Quanera Hayes, y con un tiempo de 50.02.
Y mucho ha cambiado la vida para Allyson Felix desde aquel debut olímpico en Atenas. Con 35 años, llegará a Tokio como madre, tras ‘batallar’ en este ciclo olímpico incluso con sus propios patrocinadores, porque Nike le quiso reducir notablemente sus ingresos debido al embarazo, a los meses que estaría lejos de las pistas.
Gracias a su lucha, junto a la de otras deportistas que habían pasado por situaciones similares, Felix logró que Nike cambiara su política contractual sobre el embarazo y ahora asegura que su hija Cammy ha sido su inspiración: «Tenerla como motivación durante estos últimos años me ha dado un impulso completamente nuevo».
Lo cierto es que Felix ha recuperado marcas de hace años. De hecho, no corría tan rápido los 400 metros desde 2017. En los trials de Estados Unidos, que marcan la clasificación para Tokio, terminó segunda con 50.02.
Estará en sus quintos Juegos tras Atenas, Pekín, Londres y Río. En esta última edición, fue plata en 400 y oro en los relevos 4×100 y 4×400. De la adolescente de Atenas a la mamá de Tokio: el viaje olímpico de una velocista para la historia.