Por Luis Vinker / Consudatle
La actuación de la élite del atletismo sudamericano en Doha, fundamentalmente de los representantes de Brasil, Colombia, Ecuador y Venezuela, se puede considerar una de las mejores en el historial de los mundiales.
Para el atletismo de nuestra región, este mundial representó una exigencia suprema, acaso extra respecto a otros. Y desde el comienzo, ya que el nuevo sistema de clasificación establecido por la IAAF no solo es complicado y polémico, sino que limita mucho más el acceso de atletas sudamericanos a esta competición. Después, hay que considerar el factor del agobiante clima de Qatar, que fue crucial en el maratón (especialmente femenino) y en todas las pruebas de marcha, en las cuales los especialistas suramericanos de la generación post-Jefferson han progresado en forma elogiable en los últimos años. Y que ahora, en estas condiciones, casi no pudieron demostrarlo.
Otro factor: el excepcional nivel técnico de algunas pruebas. El caso más concreto es el lanzamiento de bala masculino, donde se dio la mejor competición en toda la historia, incluyendo Juegos Olímpicos y campeonatos mundiales. Lo sucedido este sábado 5 de octubre en el estadio Khalifa, cuando el estadounidense Joe Kovacs arrojó su “bombazo” de 22.91 metros en el último intento, demoliendo los sueños dorados del campeón olímpico Ryan Crouser y del campeón mundial Tom Walsh, ambos con 22.90, será inolvidable.
Y así quedaron postergadas las ambiciones de medalla del brasileño Darlan Romani. ¿Pero cuánto valen sus 22,53 metros, cerca de su récord sudamericano? ¿Cuánto vale ese cuarto puesto? Sin dudas, no será podio -prácticamente hubiera ganado cualquier título olímpico o mundial en las últimas décadas- pero su actuación en Doha alcanza similar dimensión a la de nuestros medallistas.
Según la tabla de puntaje IAAF, estas tres marcas de la impulsión de la bala fueron las de más alto nivel en Doha, delante de los 9.76 del estadounidense Coleman en los 100 metros.
Si bien el atletismo sudamericano no pudo recolectar más de uno oro en Doha (ya hubo dos en otros mundiales como Osaka, Daegu o Londres) la cantidad de finalistas ubicados en el top 8 es apreciable: con 15 atletas. Dos años atrás, en Londres, fueron 11 (considerando que ahora se agregó una prueba en la programación como el relevo mixto de 4×400).
La medalla de oro para los suramericanos la obtuvo la venezolana Yulimar Rojas, quien revalidó su cetro del salto triple, con una marca de 15,37 metros, que la dejó a solo cuatro centímetros de su reciente récord y que también amenaza la marca mundial, en propiedad de Inessa Kravets desde 1995 (15,50).
Y tal como sucediera en las últimas ediciones olímpicas y mundialistas, la presencia sudamericana en el podio se completó con la gran Caterine Ibargüen, cuyo bronce -logrado tras un período de ausencias por una dolorosa fascitis plantar- se agrega a sus dos oros (2013, 2015), una plata (2017) y otro bronce (2011).
Otra de las sensaciones en Doha fue su compatriota Anthony Zambrano, que terminó de hacer historia en los 400 llanos con su medalla de plata, en una de las disciplinas más duras del programa, emulando así el subcampeonato logrado dos décadas antes por Sanderlei Parrela.
Posteriormente, y tal como sucediera en los Panamericanos, Zambrano apuntaló al gran relevo largo de Colombia, que bajó de los 3 minutos para obtener el cuarto puesto.
También en posta, pero en 4×100, si bien Brasil no pudo repetir el triunfo de Yokohama, de mayo pasado, siguió bajando marcas. Con una joven formación, llevó el tope suramericano a 37.72 y quedó cuarto, en en otro de los relevos más competitivos del historial, en el que el campeón, Estados Unidos, contó con los dos mejores de la prueba individual como Coleman y Gatlin, y el campeón de 200, Noah Lyles.
Al hablar de Zambrano, también hay que resaltar a otro de los “triunfadores” de Doha, su entrenador Nelson Gutiérrez. Bajo su conducción técnica está el ecuatoriano Alex Leonardo Quiñonez, quien le dio a su país el bronce en los 200 llanos, su primera medalla mundialista desde que Jefferson acumulara tres oros en la marcha de 20 km en la década anterior.
Y hubo mucho más para destacar. Como la batalla de Erica Rocha de Sena y Sandra Lorena Arenas contra la armada china en la extenuante marcha de los 20 km.
Lo propio hizo el también brasileño Alison Brendom Alves dos Santos, quien batió por séptima vez el tope sub-20 de los 400 metros vallas y se hizo un lugar en la “madre de todas las finales”, esos 400 metros vallas ganados por el noruego Karsten Warhlom.
Y otra brasileña, Fernanda Raquel Borges, se ubicó sexta en el lanzamiento de disco, y el campeón olímpico Thiago Braz da Silva, mostró importantes cuotas de recuperación en el salto con garrocha, con su quinto puesto.
Entre tanto, la venezolana Robeilys Peinado no pudo sostener su bronce del 2017 en garrocha, pero aún así llegó a los 4,70 metros, que igualan su tope nacional y suramericano sub-23, además de competir contra un field de las mejores de la actualidad.
Otros atletas del área suramericana, que no llegaron a finales, pero sí aportaron mucho, fueron la uruguaya Pía Fernández, con su progresión en 1.500, y la panameña Giana Woodruff, apenas a una centésima del récord sudamericano de 400 con vallas.
Los récords sudamericanos en Doha 2019
Récords absolutos:
- Anthony Zambrano, 400 metros, 44.15
- Relevo 4×100 varones, Brasil, 37.72
- Relevo mixto 4×400, Brasil, 3:16.12
Récords sub-23:
- Anthony Zambrano, 400 metros, 44.15
- Alison Brendom Alves, 400 metros vallas, 48.28
- Robeilys Peinado, salto con pértiga (4,79) igualado.
Récords sub-20:
- Alison Brendom Alves dos Santos (BRA), 400 metros vallas, 48.28.