Revista Olímpica / COC

Nació el 17 de Enero de 1998 en Maicao (La Guajira), su padre fue víctima de la época de la violencia más fuerte en Colombia y, tras su muerte, Anthony y su madre, Miladis Zambrano, tuvieron que partir a tierras barranquilleras con la ilusión de dejar todo atrás y tener un nuevo comienzo en la ‘puerta de oro de Colombia’.

Creció en medio de situaciones poco habituales para un niño y eso lo convirtió en un hombre determinante y lleno de carácter. Los Juegos Intercolegiados fueron el primer escalón de Zambrano, para darse cuenta de que tenía una gran habilidad para correr y para competir.

El Colegio María Cano de Barranquilla, donde estudió, abrió la oportunidad para que sus estudiantes participaran en los Juegos Intercolegiados, y Zambrano no dudó en apuntarse a la lista que representaría a la institución. Los compañeros de Anthony le dijeron que las competencias estaban por comenzar y él no dudó en prepararse mucho más que sus otros compañeros de curso. Zambrano era inquieto, curioso y lograba llamar la atención, sin perder la concentración con la que preparaba cada entrenamiento.

Los intercolegiados Supérate del 2015 empezaron a labrar la gran figura mundial que es hoy.

La primera fase de competencia por su departamento era la más fácil y salió victorioso, la segunda fase logró superarla también de manera satisfactoria y ya para la tercera ronda se reunió con el profesor Juan Carlos Cervantes, en el estadio Metropolitano de Barranquilla, y tan ardua fue la preparación del barranquillero, que clasificó al mundial Sub-18.

En el Estadio Pascual Guerrero de Cali, donde se disputó el Mundial de Atletismo de Menores, se convirtió en la sensación de la delegación local, al clasificar a la final y ubicarse séptimo, en la prueba de los 400 metros, además con récord nacional para la categoría.

Siendo aún juvenil hizo parte del equipo colombiano que participó en los Juegos Olímpicos de Rio 2016, donde Anthony José se convirtió en pieza fundamental, como abridor del relevo, que terminó en la sexta posición de la fase clasificatoria.

El Mundial Sub-18 de Cali fue el abrebocas de su gran talento, al ser finalista.

Pero antes había hecho una escala, también en el 2016, en el Mundial Sub-20 de Bydgoszcz (Polonia), en el que volvió a ser finalista, para finalmente ubicarse sexto.

Estuvo a punto de retirarse, e incluso no hizo parte en las competencias del ciclo olímpico como los Juegos Bolivarianos de Santa Marta, los Juegos Suramericanos de Cochabamba ni los Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla. Pero el atletismo y el mundo le volvieron a dar una nueva oportunidad en las pistas, para dar el gran salto en los Juegos Panamericanos de Lima 2019.

En Lima se convirtió en la figura del atletismo, al lograr las medallas de oro en los 400 metros planos y en el relevo 4×400, junto con Jhon Solís, Diego Palomeque y Jhon Perlaza, con quienes se empezó a labrar el sueño mundialista.

El profesor Nelson Gutiérrez lo recuperó para llevarlo a ser medallista mundial de mayores.

El talento de Zambrano dio sus mejores frutos en el Mundial de Doha 2019. En la primera fase se ubicó tercero, con un tiempo de 45.93 segundos, para clasificar a la semifinal, en la que cronometró 44.55 segundos, tiempo que se convirtió en récord nacional y con el que se ganó el derecho de estar en el grupo de los ocho mejores del mundo.

Y en la final, Zambrano dejó claro lo que significa dejar la piel de un colombiano en la pista, y con un tiempo de 44.15 segundos, no solo logró colgarse la medalla de plata, sino que también superó su propia marca nacional e implantó su firma en el listado de los récords suramericanos.

Esa medalla de plata en los 400 metros planos se convirtió en la cuarta de un atleta colombiano en un campeonato mundial de mayores (los otros habían sido Luis Fernando López, en los 20 km marcha; Caterine Ibargüen, en salto triple, y Eider Arévalo, también en 20 km marcha).

Su victoria en el Suramericano le empezó a abrir las puertas a los que sería el año de su consagración.

Anthony no va a Tokio a participar, va a competir

Anthony José Zambrano tiene hoy 22 años, es el máximo representante y referente del atletismo en Colombia y una de las piezas clave para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que se llevarán a cabo en el verano del año 2021. No le inquieta cuando le hablan de los campeones mundiales nacidos en Jamaica o de las grandes competencias americanas, su objetivo es fijo y su mirada frívola lo hace acreedor de una personalidad única.

«Estoy hecho a mano, me gusta competir, ser un rival muy fuerte, no soy débil y para poderme ganar tienen que luchar, si no me ganan en los 300 metros que se olviden, eso me lo llevo yo», advierte Zambrano, convencido de su espectacular remate.

El atleta colombiano hace parte del grupo de ocho atletas clasificados a los Juegos Olímpicos (además del equipo masculino del relevo 4×400). Y a Tokio no irá solo a participar. Con la experiencia de unos Juegos Olímpicos y como medallista mundial espera estar en la final y darle una alegría más a su país.

Los Juegos Panamericanos lo catapultaron como figura del atletismo al ganar dos medallas de oro.

Y en ese sueño también está el equipo de relevos, con el que ocupó el cuarto lugar en Doha 2019 y espera igualmente subirse al podio con sus compañeros.

«Cuando uno trabaja en equipo tiene que pensar todo en equipo, la idea era pensar siempre en amigos y en compañeros si no las cosas no funcionan», advierte.

El 2020 empezó con la preparación en Ecuador, bajo las órdenes del cubano Nelson Gutiérrez, quien también trabaja con el equipo de relevos, pero cuando se alistaban para viajar a Estados Unidos, en una escala en Colombia, llegó la cuarentena y de paso el regreso a su casa en Barranquilla.

Su medalla en el Mundia de Doha, lo tiene como referente y candidato a la final olímpica.

Ahora está a la espera de que se reactiven los vuelos, para hacer una concentración en Europa y empezar a competir en la Liga Diamante, que abrirá el calendario en agosto, pero con la mira puesta en Tokio.

«Sueño con ser finalista olímpico y de ahí lo que Dios me mande», sentencia Zambrano.

Sabe que se ha convertido en un ejemplo para las siguientes generaciones, que esperan seguir sus pasos en las competencias internacionales, y por eso para ellos también tiene una voz de aliento, pero a su vez un llamado de atención para que trabajen duro.

«Son pocos los que llegan a la cima, porque se desesperan o no tienen paciencia. Uno nunca se puede desconectar del objetivo, porque es tanta la ansiedad, que se llega uno a desconcentrar. Por eso hay que tener los pies en la tierra, con la mirada puesta en el objetivo, y les aseguro que nunca los voy a defraudar. Yo vine a hacer historia en Colombia», recalca.