Para nadie es un secreto que la generación dorada del atletismo de fondo en Colombia la integraron atletas como Álvaro Mejía, Domingo Tibaduiza, Víctor Mora, Silvio Salazar y Hernán Barreneche, entre otros.

Pero el pionero de ellos fue sin duda Mejía, el primer colombiano en ganar la Carrera de San Silvestre de Brasil, en 1966, año en el que también venció en la Media Maratón de Coamo y se empezó a perfilar como candidato a medallista de los Olímpicos en México 1968.

Álvaro Mejía cruza la meta en la San Silvestre de Brasil en 1966. Foto: cortesía Gazetta / O’Globo.

El año entrante se cumplirán 50 años de aquella gesta en Boston, que marcó a los maratonistas suramericanos y se convirtió en el referente nacional de la mítica distancia. Como dato adicional, Mejía, además, fue el entrenador de Carlos Mario Grisales, poseedor del récord nacional de maratón (2:11:17), marca vigente desde 1996, coincidencialmente también lograda en Boston.

El atleta colombiano, quien además es el único suramericano en ganar en el Maratón de Boston, en 1971, cumplió 80 años este 15 de mayo, en medio de una convalecencia por una reciente cirugía que le practicaron.

Entre las anécdotas de ese maratón en 1971, Mejía contó que después de la mitad del recorrido tenía los pies ampollados, por culpa del calor y que le pidió a una señora que regaba las plantas, que le echara agua en sus pies, para mitigar el dolor. También cuenta que cuando llegó a la meta se sentó a descansar y a poner sus pies en agua, pero el alcalde de la ciudad lo mandó a llamar, a lo que Mejía le mandó a decir: ‘Quién ganó él o yo, pues que venga hasta acá si quiere verme’.

Alvaro Enrique Mejía Flórez representó a Colombia en tres ediciones de los Juegos Olímpicos. En Tokio 1964, en los 5.000 metros; en México 1968, en los 10.000 metros, y en Munich 1972, en maratón.

Según datos manejados por el argentino Luis Vinker, estadígrafo argentino de la Consudatle, fue el primer suramericano en bajar de 14 minutos en los 5.000 metros y el primero en superar la barrera de las 2:20 en maratón.

Además de todas sus medallas logradas en los certámenes del ciclo olímpico. Álvaro Mejía tiene en su palmarés un récord jamás igualado, con el triplete de oro en los Juegos Bolivarianos de Quito 1965, en los 1.500, los 5.000 y los 10.000 metros.

Triplete que repitió, y que tampoco han podido igualar, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Juan (Puerto Rico), también en los 1.500, los 5.000 y los 10.000 metros.

Álvaro Mejía, Silvio Salazar y Víctor Mora, en una reunión en Bogotá.

El sueño de una posible medalla olímpica en México 1966 se empezó a tejer tras su victoria en la llamada Semana Internacional, también en México, en 1966, cuando Mejía ganó los 5.000 metros planos, superando al subcampeón olímpico, el tunecino Mohammed Gammoudi, y también ganó los 10.000 metros.

Pero la presión y las altas cargas terminaron por llevarlo a las justas olímpicas lesionado, lo que lo privó de aquella anhelada medalla. «Antes de los Juegos, mucha gente me decía que yo sería el ganador de los 10.000 metros. Yo me exigía mucho en los entrenamientos, no quería defraudar a nadie. Pero lo cierto es que llegué a México agotado, con mis piernas reventadas por el exceso de kilómetros. Fue inexperiencia mía y de mis directivos», recordaría después.

Después de su participación en el maratón de los Juegos Olímpicos de Munich 1972 empezó a alistar su despedida, pero dejando una nueva camada de talentos con nombres como los de Víctor Mora, Domingo Tibaduiza y Silvio Salazar.

Su adiós se dio definitivamente en 1975 y después entrenó a varios destacados fondistas, como William Roldán, Juan Carlos Gutiérrez, Carlos Mario Grisales y Alirio Carrasco.