La historia de Juan Camilo Torres podría ser la de muchos atletas colombianos que buscan abrirse camino en el deporte y cambiar su vida a punta de sudor, dolor y sacrificio.
Aunque lleva ya 10 años en el atletismo, compitiendo en carreras de calle desde las categorías menores y se había mostrado como un hombre fuerte para las pruebas de trail, como buen representante de San Antonio de Tequendama, un municipio de Cundinamarca incrustado en la coordillera, a 1.700 metros sobre el nivel del mar, a una hora de Bogotá, hasta ahora empieza a sonar con fuerza en el fondismo nacional.
Su nombre empezó a mostrarse con fuerza en el Campeonato Nacional de Cross Country, en Sevilla (Valle), en el que peleó por el podio hasta el último instante, pero tuvo que conformarse con el quinto lugar, un excelente resultado teniendo en cuenta el nivel y la dificultad del trazado.
Después llegó el turno en los 1.500 metros del Campeonato Distrital en Bogotá, en el que peleó codo a codo con grandes y experimentados como Luis Viáfara, medallista en los Juegos Nacionales, y Carlos Sanmartín, subcampeón panamericano de los 3.000 m obstáculos.
Al final se ubicó segundo, detrás de Viáfara, quien aguantó el remate de los últimos 100 metros. «La falta de experiencia me hizo cometer algunos errores y en el remate salí muy tarde. Si lo hubiera hecho faltando 250 metros, seguro que hubiese ganado», dijo Torres.
Pero la revancha le llegó en la prueba de los 5.000 metros planos, en la que el duelo en esta ocasión fue con Franklin Téllez, quien había sido tercero en los 10.000 metros y reciente campeón nacional de Cross Country. En esta ocasión corrió con inteligencia, aguantando los cambios de ritmo y el paso impuesto por Téllez en el inicio de la competencia.
Esta vez, solo pasó adelante en la última vuelta y tuvo las suficientes fuerzas para rematar y coronarse campeón, para de esta manera empezarse a mostrar como una nueva y buena alternativa en el fondismo nacional.
«Pienso que uno de debe enfocarse en un objetivo y yo quiero trabajar para estar en los Juegos Olímpicos de París 2024. No tengo patrocinio pero sé que tengo que mostrarme más para lograr buenos resultados y más adelante buscar apoyo. Por ahora entreno y me desempeño en labores de campo, recojo café y hago trabajos de jardinería con amigos, para tener recursos», cuenta convencido Juan Camilo, quien entrena con la profesora Débora Medina.
Sabe que tiene que ir paso a paso, para «dejar huella en el atletismo colombiano», como lo han hecho sus referentes, los hermanos Iván y Mauricio González, a quienes admira y no deja de mencionar en repetidas ocasiones.
«Quiero hacer un proyecto de pista a largo plazo, para buscar marcas para Juegos Bolivarianos, (Suramericanos), Centroamericanos y del Caribe y Panamericanos, hasta llegar a los Olímpicos, enfocado en los 5.000 metros planos, que es mi prueba favorita», recalca Juan Camilo.
Entrena en las montañas de Chicaque y en las trochas de San Antonio del Tequendama, viaja dos veces a la semana a Bogotá, para trabajar en la pista, en busca de hacer su sueño realidad. «Me gusta entrenar allá por los terrenos destapados y comer comida orgánica y haciendo labores en el campo para tener algunos recursos y poder entrenar», agrega este campesino, campeón y soñador.
Sabe que para lograr sus objetivos tiene que mostrarse cada vez más en busca de ese anhelado apoyo y por eso se entrega en cada competencia para demostrarle al mundo del atletismo que tiene las ganas, el talento y el sacrificio que requieren los grandes campeones.
Juan Camilo fue otro de los atletas destacados del Campeonato Distrital, que dejó también la espectacular actuación de Arnovis Dalmero y el dominio absoluto de Natalia Linares en la velocidad, al ganar los 100 y los 200 metros, ambas pruebas ratificando su clasificación al Mundial Sub-20 y también con el triunfo en el salto largo.