La Carrera del Pacífico, la que todos deben correr

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Las carreras de 10 kilómetros en Colombia ya casi no existen, solo son pruebas alternativas «para los menos experimentados» y que incluso, en su mayoría, no están medidas oficialmente. De hecho, las carreras de 10 kilómetros que tienen vigente la certificación y medición por parte de World Athletics, actualmente, son La Carrera de la Policía, La Carrera Rio Cali, la Carrera de la Mujer y la Carrera del Pacífico.

Y esta última, además, es la única en el país y Latinoamérica que cuenta con el Sello Élite de World Athletics, lo que significa que corren atletas de primer nivel mundial, además de contar con estándares altos en organización y participación de atletas tanto profesionales como aficionados de varios países.

Definitivamente correr en la Carrera del Pacífico le permitirá lograr su mejor marca personal. Foto: Germán Dávila.

Correr en la Carrera del Pacífico, para los atletas élite, se convierte en casi una obligación. No solo por el alto nivel, lo que les permite medirse a los mejores del mundo, como ocurrió el pasado 18 de agosto, sino para que las marcas sean oficializadas y registradas en las estadísticas oficiales de World Athletics, como efectivamente ya existen.

Y para los aficionados se convierte en un lujo estar en la línea de partida con los mejores atletas, además de correr en una carrera de este nivel y de paso registrar tiempos oficiales. Esto fue posible gracias a la invitación de Asics, la marca de calzado que busca ser líder del mercado del running y que le apostó a la que definitivamente es la mejor carrera de 10 kilómetros en el país.

El ambiente durante la carrera es inigualable para disfrutar con su parche y lograr los tiempos soñados.

Durante tres días en Cali, disfrutamos de un entrenamiento oficial, en el estadio Pedro Grajales, de la rueda de prensa con los atletas élite, además de tener la posibilidad de visitar las fiestas del Petronio, que con su música y nuestra gastronómica se encargan de prender el ambiente en la ciudad.

Y esa música típica del Pacífico colombiano anima a los atletas durante el recorrido, con varios grupos apostados sobre la vía, además de militares, que acompañan a los corredores, y uno de ellos narra la carrera con gran destreza, que alcanza a nombrar los números de los atletas, lo que lo hace a uno sentir todo un profesional.

Quizás lo que queda pendiente por corregir, aunque no para la organización, sino para la ciudad, es el estado de las vías, pues entre el kilómetro 4 y el 7 hay bastantes huecos, alcantarillas hundidas, y pavimento quebrado, lo que ocasionó algunas caídas, incluso a atletas en sillas de ruedas.

En la llegada, la zona de concentración es bastante amplia y no se congestiona con los atletas esperando a sus amigos o familiares, aunque sería ideal crear un carril para la llegada de las mujeres y otro para los hombres.

Y por último, la recompensa de los atletas, la medalla, es una premio que vale la pena guardar en un lugar especial, por su diseño, además de ser el reconocimiento del que seguramente es el PR de todos o al menos la mayoría de los participantes. Ahhh y en cuanto a nuestro tiempo, se cumplió con la meta de bajar de los 50 minutos.