Columna de opinión

Ernesto Lucena
Ministro del Deporte

Detrás de cada récord, título o medalla hay un trabajo en equipo inconmesurable. Para que el Himno Nacional nos llene de orgullo mientras se iza el tricolor, serán siempre necesarios extenuantes períodos de entrenamiento y de preparación que involucran, por supuesto, aspectos físicos o técnicos del deporte, y también variables como la nutrición del atleta, la prevención de sus lesiones. Pero hay algo que puede resultar imperceptible y es determinante en la obtención de objetivos: el entrenamiento mental.

Es la oportunidad de orientar a los deportistas hacia el fortalecimiento de diferentes destrezas psicológicas, como la motivación, el dominio emocional, la confianza, el liderazgo, la concentración, el trabajo en equipo o la comunicación asertiva, que además de dar una mano importante en los momentos cruciales de las prácticas y las mismas competencias, de igual manera lo fortalecerán para sus diferentes esferas de la vida.

El entrenamiento mental de un atleta exige identificar y orientar sus motivos internos y externos que lo llevan a la práctica del deporte de alto rendimiento, buscando siempre un punto de referencia máximo, como por ejemplo lograr una medalla olímpica, pero a su vez, se debe tener la certeza que no solo depende de desearlo, sino de prepararse y aprovechar el día a día para lograrlo.

Así, podrá perfeccionar su técnica, mejorar la condición física, cuidar de su alimentación, recuperarse física y mentalmente. De ahí que la principal fuente de motivación para un deportista esté en las metas relacionadas con lo que se quiere lograr, pero teniendo la claridad en lo que se debe hacer para obtenerlas.

Al trabajar en la cabeza al deportista, se fortalecen todos los procesos de orden superior que caracterizan el comportamiento humano, tales como la atención, la percepción o la memoria de trabajo según las características de preparación y de competencia de cada disciplina deportiva.

Los profesionales de las ciencias aplicadas siempre están con los atletas, en busca de obtener grandes logros.

El atleta cuando entrena su mente, puede también reconocer todo su universo de emociones que están relacionadas con la disposición y actitud que se requieren para afrontar las exigencias del medio deportivo como los grandes eventos de competencia, la recuperación de lesiones o la relación con los medios de comunicación, y de igual manera las demandas de su entorno familiar, social, académico y personal.

Entre más herramientas se le brinden, mejor para su desarrollo y es que gracias al entrenamiento psicológico, el deportista logra identificar y fortalecer aquellos comportamientos involucrados en el liderazgo, la comunicación y el trabajo en equipo que inciden de manera directa en el alto rendimiento.

Con la interacción entre atletas, entrenadores y psicólogos del deporte se conoce lo intangible de la productividad deportiva, aquello que no se ve pero determinante en muchos proyectos de vida hacia la consecución de grandes logros, lo que permite formar seres humanos competitivos desde lo mental, como también integrales y funcionales para las diversas actividades que realizan en su diario vivir.

Es un gran RETO el que tenemos al frente desde el Ministerio del Deporte y como tal, seguiremos trabajando con nuestros especialistas de las ciencias aplicadas al deporte para que nuestra Colombia Tierra de Atletas se siga nutriendo de más campeones en cuerpo y mente.