Una runner, Sandra Nieto, apasionada por el deporte rey, nos comparte esta historia, del recuerdo del fallecimiento de una de las leyendas de maratón. El gran Abebe Bikila, el hombre que se hizo famoso por ganar la medalla de oro olímpica corriendo descalzo.
El 25 de octubre de 1973, en Adís Abeba, Etiopía, murió un verdadero héroe del deporte, que la vida tocó con una vara mágica para luego aplastarlo con un garrote, ese día se apagaba la vida del medallista olímpico Abebe Bikila, el ‘atleta descalzo’.
Nació el 7 de agosto de 1932, en Mout, Etiopía, creció casi en el abandono junto con su hermano Albalonga Bikila, ambos corrían en las llanuras etíopes con animales para ver quien se cansaba primero. Su ambición de progresar y perseverancia lo llevaron a ser miembro de la Guardia Imperial de Haile Selassie, quien le presentó Onni Niskanen. Este entrenador sueco vio en Abebe una gema por pulir, aceptó mejorar su técnica y estilo de fondista.
En 1960 estaba listo para su prueba de fuego. Corrió en la maratón de los Juegos Olímpicos de Roma, pero contra la voluntad de su entrenador, decidió correr descalzo. Bikila pasó frente al obelisco de Axum, que fuera robado a su país natal en 1937 por el ejército italiano durante la Segunda Guerra Ítalo Abisinia. Allí detuvo la marcha unos segundos para honrar a sus compatriotas caídos, esto no le impidió ganar la maratón con un nuevo record mundial (2:15:16).
Se transformó en un héroe nacional y mundial, era requerido por todas las marcas deportivas, pero él se mantenía en su postura. Entrenó durante cuatro años con su meta en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964, pero seis semanas antes fue operado de urgencia de apendicitis. Parecía que su sueño terminaba, pero su temple prevaleció, aunque en esta ocasión aceptó utilizar zapatillas.
Dando muestras de un profesionalismo ejemplar, ganó nuevamente la maratón y con nuevo record olímpico. Para los juegos de México 68, Abebe se dio cuenta que la altitud afectaba su rendimiento y sabiendo que no tenía nada que demostrar abandonó extenuado en el kilómetro 17.
De regreso a su Etiopía natal comenzó a entrenarse para los juegos de Munich 1972, pero sufrió un accidente automovilístico en Adís Abeba, capital del país, que lo dejó parapléjico, además de otras complicaciones que acabaron con su vida el 25 de octubre de 1973, Bikila tenía solo 41 años.
Este verdadero ejemplo, ganador de dos medallas de oro olímpicas, decía que su mayor aporte había sido demostrar que ningún animal sobre la tierra puede correr 42 kilómetros sin parar a descansar.