La rodilla de corredor es el término que utilizan los médicos para referirse a una serie de afecciones de la rodilla. Es la lesión más común entre los corredores como consecuencia de la sobrecarga, pero también puede afectar a otros atletas que realizan actividades que requieren la flexión constante de la rodilla como el ciclismo, el salto o el esquí.

Se produce cuando la rótula se desplaza de manera incorrecta a lo largo de la hendidura del fémur, conocida como surco femoral, cuando se dobla y se estira la rodilla. En las rodillas sanas, la rótula descansa sobre el surco femoral y se desplaza con facilidad hacia arriba y hacia abajo cuando usamos la rodilla.

Pero cuando la rótula está fuera de lugar, puede irritar el surco femoral y desgastar el cartílago que se encuentra debajo de la rótula, y producir dolor en la rodilla.

¿Cuáles son los síntomas de la rodilla de corredor?

El síntoma más común es la sensibilidad o el dolor a ambos lados de la rótula, generalmente hacia el centro o la parte posterior de la rodilla donde se juntan la rótula y el fémur. Además, la rodilla puede hincharse.

Generalmente, el dolor es más intenso cuando se dobla la rodilla, por ejemplo, al caminar, arrodillarse, agacharse o correr. También puede ocasionar dolor al caminar o correr en pendiente descendente o incluso al bajar una escalera. Incluso puede sentirse dolor al estar sentado mucho tiempo con la rodilla flexionada, como ser en el cine.

En algunos casos, la persona que tiene rodilla de corredor puede experimentar una sensación de estallido o chasquido, o de que la rodilla está fallando. Si pasa un tiempo sin tratarse, esta afección puede dañar el cartílago de la rodilla y acelerar la aparición de artritis.

¿Cómo se diagnostica?

Como siempre lo recomendamos cuando presentamos algún dolor, lo mejor es consultar con el médico. Este revisará tu historia clínica y te hará preguntas acerca de los síntomas que experimentas y las actividades que realizas. Asegúrate de informarle si has incrementado la cantidad de actividad física y con qué frecuencia la desarrollas.

Lo más común es revisar la alineación de la rótula, el muslo y la parte inferior de la pierna, y la amplitud de movimiento. También revisará la rótula para detectar signos de sensibilidad o luxación. Puede pedirte que te agaches, saltes o te recuestes para poder evaluar la fortaleza y movilidad de la rodilla.

En algunos casos, el médico puede pedir estudios, como radiografías o resonancias magnéticas (IRM), para ver si existe algún daño en la estructura de la rodilla o en los tejidos conectados a ella.

¿Qué produce la rodilla de corredor?

Puede producirse por varios motivos, en general relacionados con los músculos y los huesos de la pierna. Algunas de las causas más comunes son:

Un traumatismo directo en la rodilla. Caerse sobre las rodillas o golpearse puede dislocar la rótula o desplazarla fuera de lugar, lo que hace que se deslice de manera incorrecta por el surco femoral.

Entrenamiento excesivo o sobrecarga. La flexión continua de la rodilla puede irritar los nervios que rodean la rótula y distender los tendones al punto en que duele.

Desalineación de la rótula. Si la rótula está desalineada, ciertas actividades como correr o andar en bicicleta pueden desgastar el cartílago de la rótula (condromalacia patelar) y producir dolor e irritación en el hueso subyacente y en el cartilago articular.

Músculos de la pierna débiles o contracturados. Los músculos isquiotibiales y de la pantorrilla contracturados pueden aplicar presión excesiva en la rodilla cuando corres, y el cuadriceps, si débil puede producir desalineación de la rótula.

Problemas del pie. El pie plano, también llamado arco vencido, puede estirar los músculos y los tendones de la pierna y causar dolor en la rodilla.

¿Cómo evitarla?

La buena noticia acerca de la rodilla de corredor es que puedes tomar precauciones para evitarla. Si vas a realiza una actividad que ejerce mucha presión sobre las rodillas, sigue estos consejos:

Precalentar y elongar antes de correr o de realizar alguna otra actividad intensiva de la rodilla, y asegurarte de elongar nuevamente cuando termines. Si mantienes los músculos de las piernas fuertes y flexibles, proporcionarán un mejor soporte para las rodillas y será menos probable que se irriten cuando ejercitas.

Mantenerte en forma, cuanto mayor sea tu peso, más peso tendrán que soportar tus rodillas a cada paso que hagas. Si mantienes tu peso controlado, puedes minimizar la tensión sobre las rodillas y disminuir la posibilidad de dolor.

Utilizar zapatillas para correr adecuadas. Compra un buen par de zapatillas para correr, adecuadas al tamaño de tu pie, con mucho soporte y reemplázalas por un par nuevo cuando estén gastadas o las suelas comiencen a perder la forma. Si tienes pie plano, considera usar plantillas ortopédicas hechas a medida.

Trata de correr sobre superficies suaves y planas. Las superficies de asfalto y cemento generan una tensión adicional sobre las rodillas. En la medida de lo posible, trata de correr sobre césped, tierra o sobre una pista sintética que tenga una superficie más suave. Correr en pendiente descendiente en línea recta también puede generar molestias en las rodillas. Debes bajar las pendientes, caminando o corriendo, en zig zag.

Incrementar la intensidad de los ejercicios gradualmente. Debes ir aumentando gradualmente la distancia del recorrido a la que quieres llegar. Si estás acostumbrado a correr solo unos kilómetros, no intentes correr 15 de repente. Hazlo gradualmente con una serie de pasos intermedios.

Si ya has padecido de rodilla de corredor, utiliza una rodillera cuando hagas ejercicio.

¿Cómo se trata la rodilla de corredor?

El tratamiento depende del problema específico que está ocasionando el dolor. Afortunadamente, esta afección rara vez requiere cirugía y la mayoría de los casos se curan con el tiempo. Independientemente de cuál sea la causa de tu caso en particular, aquí tienes algunos consejos sobre lo que tienes que hacer frente a la primera señal de dolor:

Interrumpe todo tipo de actividad que lastime tu rodilla. Esto significa que no debes correr, andar en bicicleta o esquiar hasta que el dolor desaparezca y puedas retomarlas sin dolor.

Emplea la fórmula DICE lo antes posible:

Descanso. Evita poner peso sobre la rodilla lo más que puedas.

Hielo. Utiliza una bolsa de hielo o una compresa fría para reducir la inflamación.
Compresión. Utiliza una venda elástica o una rodillera ajustada con abertura para la rótula afuera.

Elevación. Recuéstate y eleva la rodilla a una altura por arriba del nivel del corazón.
Toma antiinflamatorios. Los analgésicos pueden ayudar a aliviar el dolor y reducir la inflamación de la rodilla. Consulta a tu médico antes de automedicarte.

Realiza ejercicios de elongación y fortalecimiento. Una vez que el dolor y la inflamación disminuyan, consulta a un médico para que te indique una rutina de ejercicios para mejorar la flexibilidad y la fortaleza de la rodilla.

Utiliza un soporte para el arco en las zapatillas. Si la causa de la rodilla de corredor es el pie plano, el médico puede recomendar plantillas ortopédicas para ayudar a aliviar el dolor.

En raras ocasiones, puede ser necesaria cirugía. Si el médico decide que esta es la mejor opción, debe recomendar uno o dos tipos de cirugías:

La artroscopía les permite a los cirujanos quitar fragmentos dañados de la rótula mediante una pequeña incisión.

En el realineamiento el cirujano abre la rodilla para realinear manualmente la rótula y reducir la presión sobre el cartílago y otras estructuras de apoyo.

Sin embargo, la cirugía se utiliza como último recurso. La mayoría de los casos de rodilla de corredor mejoran con el cuidado y el descanso constantes.

Tomado de Internet.