¿Se le ha perdido el respeto al maratón?

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La maratón es probablemente la prueba de atletismo por excelencia y la más legendaria de todas. No hay corredor en el mundo que no haya fantaseado en algún momento con afrontarla. Y es que recorrer los interminables 42 km y 195 metros es un desafío físico y mental mediante el que muchos tratan de explorar sus límites como deportistas. Aunque vale decir que no es una carrera para todo el mundo ni se puede enfocar desde la ignorancia de no saber a lo que te enfrentas.

Correr una maratón no es ninguna broma y en cierto modo requiere un buen grado de experiencia y unos cuantos kilómetros acumulados en las piernas antes siquiera de pensar en enfrentarse a ella. Pero parece que al mismo tiempo, completar la prueba se ha convertido en algo más que en un reto deportivo. Ahora también es una moda. Peligrosa.

Sobre todo esto reflexiona Carlos Rojo, experto en equipamiento y rendimiento deportivo aplicado al running y creador de contenido en redes sociales, partiendo de una afirmación demoledora: “Se le ha perdido el respeto al maratón”.

“En los últimos años, hemos visto cómo los retos extremos han asaltado el panorama del running. Maratones encadenados, desafíos de locura y una constante búsqueda de ir más allá… pero, ¿a qué precio?”, se cuestiona.

El maratón es la distancia soñada por muchos corredores, pero un reto que debe prepararse a conciencia y con el tiempo necesario.

“Correr 42,195 km no es un simple número ni un reto que puedas repetir sin consecuencias. Es una prueba de resistencia, de respeto al cuerpo y a la recuperación. Incluso lo (atletas)s élites planifican cada maratón con meses de preparación. Pero ahora parece que cualquiera puede correr maratones como si fueran entrenamientos. ¿De verdad estamos respetando esta distancia legendaria?”, añade.

Y es que, según el experto, correr una maratón “no es solo una cuestión de fortaleza mental o de aguantar el sufrimiento”. “Es un esfuerzo fisiológico extremo que afecta articulaciones, músculos, sistema inmunológico y hormonal. La recuperación adecuada después de un maratón es clave para evitar lesiones, sobreentrenamiento y agotamiento. Acelerar el proceso y participar en varios maratones en una semana o un mes solo pone en riesgo la salud a largo plazo”, comparte.

La clave según Carlos Rojo no se basa en cuántos maratones corres, sino en “cómo los corres”. “No se trata de acumular kilómetros, sino de disfrutar el proceso. Correr es mucho más que correr maratones. El maratón es una distancia que merece respeto. No es una prueba que deba banalizarse ni tratarse como un simple número en una lista de retos. Es un desafío físico y mental que, si se afronta con inteligencia y planificación, puede ser una experiencia transformadora”, concluye.

La opinión de una doctora

Carlos Rojo está en lo cierto. Correr una maratón es algo muy serio. Incluso en el caso de los corredores mejor entrenados, el cuerpo sufre un ‘trauma’ cuando se corre una distancia tan larga para el que pueden ser necesarias varias semanas de recuperación. Como asegura la doctora Elizabeth Gardner, cirujana ortopédica deportiva que desarrolla parte de su labor en la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, el cuerpo está “fuera de control” después de un maratón.

“Está en peligro y necesita tiempo para superar ese trauma. Mientras el cuerpo elimina todos los efectos químicos de la carrera, los músculos no funcionan tan bien como lo harían normalmente y, por lo tanto, no pueden recuperarse de los entrenamientos con la misma rapidez, lo que supone un riesgo de lesión», concluye la especialista.

Así pues, correr un maratón es posible, si no hay ningún problema físico o de salud que lo impida, siempre y cuando se realice una adecuada preparación a todos los niveles. Y, por su puesto, una vez se concluya la prueba, hay que darle al cuerpo el descanso que necesita. Correr no debe convertirse en una obsesión, sino en un hábito que nos acompañe durante décadas y nos haga disfrutar.

Tomado de runnersworld/es