Por: Jader Zuleta

Toda esta historia del running comenzó en febrero de 2013, y la historia de las maratones, en enero de 2015 con la de Miami. Esa emoción de tu primera gran distancia que siempre permanecerá intacta, donde mi primera y única meta era terminar la prueba, en ese entonces para mí no existían los tiempos objetivos aunque si la lograba bajar de 4 horas ya era lo máximo. Logré terminar feliz y con lágrimas en los ojos. Terminé en un tiempo de 4 horas y 8 minutos.

Fue una prueba que hice sin la preparación suficiente, únicamente dos meses antes inicié a incrementar el volumen de kilómetros semanales en mis entrenamientos pero no conté con la asesoría y preparación de un entrenador experto en el tema como lo tengo ahora, gracias a Dios.

Al llegar de Miami sabía que quería empezar el camino de hacer las seis marathon majors que son: Boston, Chicago, Nueva York, Londres, Tokio y Berlín. Revisé presupuesto y calendarios, la única opción posible en ese momento fue intentar quedar en el sorteo de la Maratón de Chicago inscribiéndome en los últimos días donde la gente se puede inscribir. Aunque son muy pocas las posibilidades de quedar elegido para competir, confiando en Dios, en mi suerte me lancé y quedé, de forma que cuando recibí el correo de confirmación de la carrera, fui el runner más feliz del mundo, iba a correr mi segunda maratón y mi primer major en octubre de 2015.

Entre febrero de 2015 y agosto del mismo año, seguí corriendo a lo loco, es decir, sin entrenarme como debe ser, con un entrenador que me arme unos planes específicos con base en mis objetivos de carrera.

Afortunadamente no me lesioné y disfrute mucho las carreras que pude hacer en este periodo de tiempo como algunas trail running como Cordillera Trail 23k en el Salto del Tequendama, Chigaza 21k, algunas de calle y carreras tradicionales como 10k de Bodytech en Ibagué, 15k de Allianz y media maratón de Bogotá, entre otras.

En agosto de 2015 tuve la fortuna de conocer un muy buen ser humano y runner que también iba a correr el Maratón de Chicago y se encontraba viviendo en Ibagué para dicha época. Empecé a entrenar con él porque teníamos el mismo objetivo, luego de un par de entrenamientos juntos me comentó de la posibilidad de acceder a entrenar a distancia con el equipo de él, siempre y cuando tuviera la aprobación de su entrenador, entonces luego de una llamada telefónica, inicié a entrenar con los planes del equipo Good Will Runners siguiendo las instrucciones del coach de este equipo, Will Vargas.

Llegó octubre de 2015 y viajé a Chicago con la mejor acompañante de carreras y maratones que puedo tener en mi vida, mi novia y futura esposa a la cual agradezco profundamente su paciencia, compañía y amor en esta pasión del running. El día de la carrera tenía un objetivo en mente que era terminar la carrera en un tiempo objetivo de 3 horas y 45 minutos. Infortunadamente por cosas que pasan en la vida, me desfasé tan sólo en un minuto completando mi segunda maratón con un tiempo de 3 horas y 46 minutos. Ese día fue espectacular, la motivación de la gente en las calles fue increíble, la hidratación, la comida durante la carrera, los avituallamientos y la organización, impecables.

Posteriormente, vuelvo de Chicago y empiezo a pensar en mis siguientes maratones objetivo. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue el Maratón de Berlín. Con un grupo de amigos armamos un chat de whatsapp y nos pusimos de acuerdo para inscribirnos en el sorteo de esta gran carrera, esto fue más o menos a mediados de noviembre de 2015 y el 1 de diciembre llegó ese gran correo electrónico de aprobación a la carrera, de nuevo fui el runner más feliz. No lo podía creer, iba a tener la oportunidad de correr mi segundo marathon major, una de las carreras más rápidas, sino la más rápida del mundo, por su terreno plano y donde los mejores maratonistas del planeta tienen todos los récords.

El Maratón de Berlín estaba planeada para septiembre de 2016 pero sentía que antes de irme a correr en Alemania tenía que correr una maratón previa de preparación en el primer semestre de 2016, es aquí cuando en diciembre de 2015 decido inscribirme al Maratón de Rio de Janeiro. Escogí este lugar porque primero quería conocer Brasil y segundo sabía que en el 2016 serían los Juegos Olímpicos allí, una razón más para correr y probarme en el país carioca.

Luego de fuertes entrenamientos a inicios de 2016, sesiones de velocidad, fartleks, fondos y un par de carreras de 10k, llega el gran día del Maratón de Rio de Janeiro, un maratón espectacular donde todo el trayecto lo bordean las diferentes playas de Copacabana, Ipanema, Leblon, entre otras.

Aunque del kilómetro 22 al 28 se complica la cosa y empieza uno prácticamente a subir una montaña tipo Pan de Azúcar hasta volver a bajar al lado de la playa a unas temperaturas cercanas a los 36 grados, ese día tenía un objetivo en mente de 3 horas y 30 minutos que tampoco pude lograr pero igual con mis 3 horas y 34 minutos quedé más que satisfecho.

Otra cosa que no les había comentado es que en todas mis maratones luego del kilómetro 30 me llega el famoso muro con sus calambres que prácticamente me bloquean y me frenan bastante.

Luego de terminar mi tercer maratón, comienzo a pensar en el Maratón de Berlín, teniendo como gran objetivo la clasificación al Maratón de Boston, que en mi caso, como soy menor a 34 años, me toca hacer menos de 3 horas y 5 minutos si quiero lograr estar presente en la maratón más antigua y tradicional del mundo, el sueño de la mayoría de corredores. BOSTON!!!

Antes de llegar a Berlin, confieso que tuve una mejoría grande, por ejemplo logré hacer un chequeo de 21 kilómetros en 1 hora y 34 minutos.

Viajamos con mi novia que siempre me acompaña en estas locuras del running, rumbo a Berlín. Hicimos parada técnica en Barcelona un par de días para que ella conociera una de mis ciudades favoritas donde viví un año y donde tuve la oportunidad de participar en su media maratón en febrero de 2014. Debo confesar que tengo una deuda pendiente con el Maratón de Barcelona que espero poder saldar en unos años.

Llegó de repente el día más esperado de todo el año, el 25 de septiembre, nos encontramos con mi coach y con mis compañeros de equipo 1 hora y media antes de la salida de la carrera en el Starbucks, al lado de la puerta de Brandenburgo. Nunca había estado tan nervioso y ansioso a la vez, iba a intentar lograr la hazaña de la clasificación a Boston.

Aunque empezando la carrera cometí uno de los errores más graves de un corredor que es empezar a correr demasiado rápido, crucé los 5 kms en 20 minutos, los 10 kms en 43 minutos, 15 kms en 1 hora y 5 minutos y la primera media maratón en 1 hora y 33 minutos, hasta ahí todo iba a perfecto hasta el km 23 donde sentí mi primer calambre y primer frenon.

Infortunadamente no pude volver a recuperar el ritmo de carrera para poder lograr la clasificación pero a pesar de los calambres y de sufrir la segunda parte de esta gran carrera, pude hacer mi récord personal en la distancia de 42 km 195 metros, con un registro de 3:19:59 y gracias a Dios me sentí muy satisfecho de ser cuatro veces maratonista.

Se me olvidaba contarles que en enero de 2016 me llegó una notificación al correo que decía que las inscripciones al sorteo del Maratón de Nueva York estaban abiertas. Yo dije mamando gallo: Esta maratón en un sueño para mí pero sé de amigos que han intentado más de 3 veces y no lo han conseguido, fijo no voy a salir en este sorteo.

Aun así me inscribí y esperé con ansias hasta los primeros días de marzo a que salieron los resultados y finalmente me llegó un correo que decía textualmente: “CONGRATULATIONS JADER! YOU`VE BEEN SELECTED TO RUN THE 2016 TCS NEW YORK CITY MARATHON”. Simplemente no lo podía creer, de nuevo era el runner más feliz del mundo, ¡Wow una tercer major!

Al día siguiente le conté a mi coach e intenté moverla para el año 2017 pero imposible, me tocaba correrla o correrla después de 6 semanas de terminar el Maratón de Berlín.

Les juro que salí del entrenamiento de Berlín para volver a enganchar en el entrenamiento para Nueva York y por unos días sentí que ya no daba más, de hecho me tocó parar de correr casi una semana porque no sentía mis piernas y debía recuperarme como fuera.

Un lunes festivo cercano a noviembre, en un entrenamiento en pista en Bogotá, me dije a mi mismo que esta vez no iba por récord si no que iba a gozarme el Maratón de Nueva York y así fue tal cual.

El 6 de noviembre madrugué a coger el metro a las 4:15 am y no pasaba, finalmente llegó y pude estar a las 5:40 am en la librería central donde estaban los buses que nos llevan hasta el punto de partida de la carrera en Staten Istand.

Lo más curioso del Maratón de Nueva York es que atraviesa los 5 condados hasta Manhattan terminando en Central Park con millones de personas motivándote a lado y lado de la vía, en esta carrera me sentí muy afortunado porque por primera vez pude ver a mi novia (futura esposa porque nos comprometimos en Nueva York) en un maratón. Siempre nos poníamos de acuerdo pero no lo lográbamos por la cantidad de gente que hay en las calles.

Sinceramente este Maratón de Nueva York ha sido no sólo la más dura en que he estado sino la que más me ha gustado y la que considero que mejor me ha ido ya que en todo el trayecto no sentí ni un solo calambre ni molestia de nada y pude terminarla con un registro de 3 horas y 21 minutos.

Perdón a todos los lectores, sé muy bien que me alargué un poquito, pero quería contarles la historia de mi nuevo estilo de vida que comenzó hace 4 años que cumplo corriendo ahora en febrero de 2017.

Finalmente no me resta si no darle las gracias a Dios porque a pesar de seguir cansado, esta aventura apenas empieza, a mi familia y a mi prometida por su paciencia, amor y apoyo constante, por supuesto gracias a mi coach Will Vargas, porque sin sus planes de entrenamiento nada de esto sería posible, a mis compañeros del equipo GoodWillRunners en Bogotá que me apoyan siempre y nos vemos cada vez que subo a entrenar con ellos o trabajar en ‘la nevera’, y finalmente a mis compañeros de RunMasters Ibagué, gran grupo de corredores valientes y perseverantes, con quienes entreno los domingos en mi tierrita.