La experiencia de Roland Pardo, maratonista colombiano en un Major

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Roland Pardo Zárate es un bumangués, arquitecto de profesión, padre de familia y runner, quien compartió con Running Colombia su experiencia en la 127ª edición del Maratón de Boston.

No basta con ser un atleta durante toda la vida para medirse a un reto tan importante como es correr uno de los ‘majors’ más importantes. De hecho, lo que empezó como una actividad recreativa con el objetivo de bajar de peso y con el objetivo de adquirir mejores hábitos saludables en 2018 terminó como todo un competidor en los principales eventos atléticos en Colombia y con sus primeras experiencias internacionalmente.

Preparación rumbo a Boston

Sus jornadas arrancan ahora a las 4:00 a.m. o antes, dependiendo del programa de entrenamiento. Su debut en carreras internacionales fue en la Zurich Maratón Barcelona, con un resultado que lo motivó a aspirar a más. De esta manera, llegó a ponerse como objetivo el ‘major’ de Boston. Sin embargo, para poder participar requiere hacer una maratón en una carrera certificada y terminarla en un tiempo clasificatorio y lo logró en el Maratón Medellín 2022.

Su mayor motivación es su hijo, marca con su nombre cada dorsal de carrera a la que Roland se presenta. Su preparación duró 5 meses, cada mañana salía de su casa a las 4:00 a.m. para entrenar, sin importar los obstáculos que se le atravesaran, como las madrugadas con lluvias, el frío, el dolor, la gripa…

Roland Pardo siempre tuvo su objetivo claro: disfrutarse la carrera. No obstante, en el fondo moría de ganas por superarse.
En su itinerario, el plan era llegar a Boston 5 días antes para aclimatarse y entrenar en las condiciones propias de la carrera. Para su lamento, esto no fue no fue posible por el desvío de sus vuelos y terminó arribando a Boston a 2 días del maratón
. El mismo día que llegó al aeropuerto fue a la expo del evento. Allí tuvo la buena suerte de encontrarse con nada más y nada menos que el referente y plusmarquista mundial Eliud Kipchoge.

La motivación y adrenalina que le produjo tal encuentro se transformó horas más tarde en ansiedad que no lo dejó conciliar el sueño, y sumado a ello, su mayor motivación, su hijo, se enfermó.

A 42 kilómetros de su sueño

Ya en el día de la carrera, era momento de dejar todos los pensamientos, sufrimientos y emociones atrás. Aunque, las cosas no siempre salen como se planifican. Roland partió en el sexto corral, con más de 2.000 corredores delante suyo. Por ello, debió saltar andenes, cruzar por los jardines de las casas y esquivar a muchos corredores de los primeros corrales, para tratar de consolidarse en una mejor ubicación en los primeros 10 kilómetros, los cuales cruzó con un tiempo de 37 minutos y 10 segundos. Un esfuerzo que posteriormente rendiría frutos ya que su nuevo ritmo de carrera le permitió marcar su nuevo registro persona de 1:18.57 al momento de cruzar por los 21 kilómetros, lo cual lo llenó de emoción.

La hidratación y los geles que llevaba le servían de gran utilidad, al pasar por el kilómetro 30, nuevamente marcaba su mejor registro con 1.53:20. Hasta ese momento Roland se estaba desempeñando mejor de lo planificando con un ritmo fuerte, pero cómodo, sin ir a tope ni arriesgando de más. Según sus registros, su frecuencia cardiaca se mantuvo en zona 3 el 60 % de la carrera y zona 4 el 40 % de la carrera, guardando la energía necesaria para rematar en los últimos 10 kilómetros.

La lección más importante

Lamentablemente, a la altura del kilómetro 36, Roland sufrió fuertes calambres que lo tumbaron al suelo y lo obligaron a detenerse. “Las maratones se entrenan durante meses, pero el día de la carrera cualquier situación ajena puede echar a perder toda la preparación”, dijo Roland Pardo. Intentó levantarse en dos ocasiones, pero estaba sin fuerzas.

Uno de los espectadores de la carrera lo ayudó a ponerse de pie sin antes animarlo y recordarle que podía cumplir su objetivo. “Ahí recordé a mi familia, sabía que ellos estaban en cada paso que daba y, a pesar de no tener piernas, me levanté como pude y seguí corriendo por ellos, sin pensar en tiempos ni reloj”, remarcó Pardo. «Me costaba dar cada paso, las piernas estaban sin fuerzas, esos últimos 6 Km los corrí con el corazón, sin piernas, por mi familia, por mis amigos».

Antes de cruzar la línea de meta, a punto de pisar el tapete que registra el tiempo de llegada, sus piernas dejaron de responder nuevamente y cayó al piso por segunda ocasión. Pardo aún recuerda y agradece a un integrante de la organización del maratón y un corredor, Conner Thompson, que lo ayudaron a ponerse de pie.

“Pasó por mi mente todas las veces que no he terminado una carrera en los mejores tiempos por ayudar a mis compañeros, me doy cuenta que esta vez me tocó a mí, que realmente en ese momento las marcas importan poco, que el compañerismo que surge entre los corredores es lo más valioso de una carrera, y que siempre habrá otro día para pelear un lugar”.

Roland Pardo terminó el maratón con un tiempo oficial de 2 horas, 49 minutos y 5 segundos. Pero más allá de su registro, culminó un objetivo trazado mucho tiempo atrás y en especial, con la satisfacción de cumplir su sueño.